Huracán goleó a Vélez por 3-0 y cerró el año con una gran sonrisa: ganó primera vez en la era Cappa, volvió a ser local en su estadio tras casi un año y medio de espera, y tiene un promisorio futuro en Javier Pastore, la figura excluyente de la tarde.

Pese a la diferencia final en el marcador, el juego tuvo un comienzo equilibrado y con acciones de riesgo en los dos arcos. Antes de los diez minutos, el uruguayo Rodrigo López se perdió un gol increíble abajo del arco y en la réplica César González reventó el palo. El choque era de ida y vuelta. 

A los quince se dio la jugada que torció el rumbo del partido. El pibe Matías De Federico recibió a 25 metros del arco y al encontrarse libre de marcas sacó un violento remate que se coló en el ángulo derecho de Barovero. 

A partir de ahí se desinfló Vélez y se agrandó el local, de la mano de Pastore, quien a puro firulete se las ingeniaba para llevar peligro en cada intervención. Fue él quien asistió al venezolano González, a los 40, para que marcara el segundo con un toque suave. 

El complemento arrancó con la misma tónica y el equipo de Cappa no tardó en golpear. Fue a los 5 minutos, cuando Pastore recibió por la izquierda, desairó a Uglessich y tocó con categoría contra un palo. Golazo y nocaut.

Para colmo de males para Vélez, sesenta segundos más tarde del último gol, se quedó con un hombre menos por la correcta expulsión de Torsiglieri. De ahí en más casi no patearon a los arcos y el resultado permaneció inalterable... El Globo ya había hecho méritos sobrados para reírse por un buen rato.