Pocas veces podrá encontrarse un partido tan intrascendente. Es que tanto Lanús como Huracán no estaban en su noche y si a eso se le suma la necesidad de no perder de ambos, da como resultado un espectáculo lamentable, donde reinó la tranquilidad, que pareció ser lo que fueron a buscar los dos y lo consiguieron, a medias.

A poco de iniciado el partido, Huracán armó una jugada con tino y toque que terminó con Cólzera, empujando la pelota por la punta izquierda al gol. Fue lícito, pero el asistente levantó su bandera cuando tendría que haber corrido hacia el centro de la cancha. Cobró fuera de juego, cuando se vio que estaba por lo menos un metro y medio adelantado.

Esta jugada ocupa un párrafo y es tan detallada porque es lo único que ocurrió en esos soporíferos primeros 45 minutos, que tranquilamente podrían haberse ganado la omisión.

Para la segunda parte la cosa no varió mucho. El orden, sobre todo el de Huracán, continuó firme y, pese a los ofensivos cambios de Zubeldía, Lanús nunca le encontró la vuelta al partido. De hecho no contó con ninguna situación clara frente a Limia.

En cambio, el Globo se las ingenió para verle la cara a Bossio. Siempre con el venezolano González como eje, quien junto a Barcos fueron de lo más rescatable, dentro de un oscuro partido.

Sin embargo, nada pasó. Nada se alteró y ambos debieron conformarse con un punto, pese a que por merecimientos deberían haber perdido ambos.