Vélez fue a Mendoza, para visitar a Godoy Cruz, con un objetivo excluyente: lograr su primera victoria en el Apertura. Y el equipo de Tocalli, pese a no lucir, se vuelve a Buenos Aires con el sabor del deber cumplido.

Desde el arranque quedó en claro que el Fortín estaba decidido a ser protagonista. Somoza manejaba las acciones desde el medio, Zapata colaboraba con su tranco, pero Cristaldo y López no afinaban la puntería.

Lo del Tomba era realmente pobre. Sin volumen de juego, previsible, las únicas insinuaciones se generaban cuando la pelota pasaba por el colombiano Castillo. Pero eran sólo eso, insinuaciones.

A los 35, el visitante logró con la pelota parada lo que desde hacía rato merecía. Zapata, resistido por los hinchas velezanos, escaló por la izquierda y fue derribado a tres metros del área por Sigali. El chileno Waldo Ponce cambió la falta por gol, con un suave remate por encima de la barrera.

Siete minutos más tarde, cuando los mendocinos todavía no se recuperaban del primer golpe, llegó un nuevo impacto. Otro tiro libre desde la izquierda, pero esta vez en forma de centro, fue interceptado por Hernán Rodrigo López, quien de cabeza logró el segundo y de paso se sacó la mufa que lo acompañaba desde su arribo al país.

Para el complemento Oldrá decidió mover algunas fichas, realizó dos variantes y Borghello, en la primera pelota que tocó le dio la derecha al técnico. El ex Newell´s recepcionó un pelotazo largo de Sigali, se sacó de encima a un frágil Cubero y fusiló a Montoya.

El descuento anestesió el partido. Porque Vélez, con un plantel mucho más rico, se dedicó a cuidar la ventaja, mientras que el Tomba expuso todas limitaciones y, pese a monopolizar la pelota, nunca más inquietó.

Sobre el cierre, en una contra que partió de un buen pelotazo de Zapata, el Burrito Martínez tocó con categoría ante la salida del pobre Nelson Ibáñez. Era el 3-1 y la primera victoria de los de Liniers en el torneo.