Sin sobrarle para gastar en vueltos,
Estudiantes dio a luz a su primera victoria en el Apertura al ganarle por 2-0 a Arsenal en La Plata. Los goleadores fueron Juan Sebastián Verón y José Luis Calderón, dos jugadores que ya pertenecen a la entraña pincharrata y desataron un festejo con desahogo.
Antes de empezar el partido, Estudiantes apostó por un 4-4-2 con la presencia de Enzo Pérez y dejó afuera a Calderón. Los resultados no fueron los esperados, ya que se dispuso de la iniciativa pero hubo sequía de ideas.
Por intermedio de una auténtica versión del Verón organizador, los de Roberto Sensini intentaron llegar al arco rival con pases cortos y juego desplegado. Gastón Fernández y Mauro Boselli bajaban constantemente para asociarse al toque y distraer a la sólida defensa rival. Sin embargo, costó demasiado generar peligro hasta que la Bruja golpeó con su escoba. A los 21, el calvo estampó un vehemente tiro libre en uno de los palos de Campestrini, de floja reacción. Pero la alegría fue pasajera, porque el líder debió salir a los tres minutos por una contractura. Esta vez, a rey muerto no hubo rey puesto.
Por su parte, Arsenal se apoyó en la velocidad creativa del Papu Gómez, que parece ratificar su madurez futbolística. El diminuto volante lastimó con sus piques y siempre buscó al desorientado Matos. Infrecuentemente, Carrera y Yacuzzi intentaron acompañarlo por sus respectivas bandas. El empate estuvo cerca en esa primera mitad, pero Alayes sostuvo la ventaja. El defensor sacó sobre la línea un remate de Matos luego de una grosera falla del arquero Andújar.
Los espacios se abrieron notablemente en el complemento, cuando Arsenal adelantó sus líneas y resignó su tradicional orden metódico. El Papu Gómez confeccionó una gran jugada por izquierda pero Braña lo cortó a tiempo en la aproximación más clara de los visitantes. Después, empezó el micropartido de Boselli. El ex Boca dilapidó dos mano a mano por preferir una definición lujosa a una efectiva.
Algunos insultos llovieron sobre Sensini cuando sacó a Pérez para mandar a Díaz a reforzar la defensa. Sin embargo, el Pincha adquirió solidez defensiva y Andújar no se inmutó en la tormenta de centros. La hinchada se paró para saludar el ingreso de Caldera, hambriento de revancha. Y ésta llegó a los 37, después de recibir un buen pase de Boselli y definir de zurda. Las gargantas platenses se relajaron a merced de una victoria que se demandaba con urgencia. Aún falta mucho para encontrar a aquel candidato que relucía sus joyas en la pretemporada, pero la perogrullada “hay que empezar por el principio” es sabia.
Fuente:www.tycsports.com
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