El partido tuvo todos los condimentos de un clásico: adrenalina adentro del campo del campo de juego, tensión afuera, situaciones de riesgo y hasta expulsados. Sólo faltaron los goles. El encuentro finalizó con un empate que no terminó de convencer a ninguno de los dos. A San Lorenzo porque quedó lejos de la punta; a Huracán, porque la Sudamericana se le presentan como una ilusión cada vez más distante.

El primer tiempo comenzó parejo y peleado en la mitad de la cancha. Con el paso de los minutos, fue el Globo el que empezó a dominar la pelota, mientras que el Ciclón, que presentó a varios de los jugadores que jugaron por la Copa (y que volverán a jugar el jueves), sintió el cansancio.

Huracán tuvo tres ocasiones clarísimas. A los 20 minutos, Agustín Orión le achicó muy bien el arco a Federico Nieto y el delantero, apurado, definió cruzado y desviado. Luego, Orión volvió a ganarle el duelo a Nieto y le tapó un bombazo. Antes del descanso, el que pudo abrir el marcador fue Franzoia, tras un corner que dejó boyando el balón en el corazón del área, pero el ex Boca, incómodo, la tiro afuera.

En el complemento Menseguez pasó a jugar de delantero y San Lorenzo le añadió velocidad a los últimos metros. Además, Andrés D´Alessandro ganó un poco de presencia. De todas maneras, el Ciclón hizo muy poco y casi siempre falló en el último toque. La más clara: un cabezazo de Andrés Silvera.

Sobre el final hubo discusiones. Hugo Barrientos y D´Alessandro, que se habían cruzado en varias oportunidades, vieron la roja en una situación evitable. También se tuvo que ir Ramón Díaz por devolver un proyectil a la tribuna local. Ninguno de los dos equipo se fue conforme. El punto suma, pero ambos querían más y necesitaban los tres puntos para dar un nuevo paso hacia sus objetivos.