El partido que protagonizaron Banfield y San Martín de Tucumán aburrió a todos los que asistieron al Florencio Sola. Porque ambos equipos, comprometidos con el Promedio, estuvieron imprecisos y nunca pudieron generar riesgo ni darle dinamismo al desarrollo del juego. El Taladro fue un poco más y acarició la victoria con algunas situaciones generadas a los ponchazos, pero el equipo volvió a defraudar a su gente y hasta hubo silbidos una vez finalizado el encuentro.

Los locales amenazaron con arrollar al rival en los primeros minutos, pero fue sólo una ilusión. Santiago Silva, muy solo en el ataque, se las arregló como para inquietar a los centrales del conjunto tucumano, pero nada más. Con un 4-4-2 muy del estilo Falcioni, en el Taladro nadie se salió del libreto: mucho orden para defender y poca picardía para romper la defensa del Santo.

San Martín hizo muy poco en el primer tiempo y casi nada en el segundo. Carlos Roldán dispuso de un esquema muy defensivo, como para conformarse con un puntito que por cómo venían las cosas –dos derrotas consecutivas- no está nada mal. Patricio Pérez, el encargado de manejar los hilos del equipo, estuvo muy controlado por el mediocampo de Banfield, especialmente por Maxi Bustos (quien llegó a la quinta amarilla y se perderá el choque con Racing, también clave por la permanencia).

En el segundo tiempo, Falcioni, quien todavía no pudo ganar desde su retorno al Sur, mandó a la cancha a Gerónimo Barrales y sacó a Ariel Broggi. Así, el local quedó con dos puntas bien definidos y con un tercer delantero, Raymonda, más retrasado en el campo. Entonces sí, Banfield arrinconó al Ciruja contra el arco de la Anguila Gutiérrez. Pero de ideas, poco y nada. Tuvo una clara Marcelo Bustamante y otra Julio Barraza, pero ambos definieron demasiado mal.

Definitivamente, Falcioni tendrá que trabajar mucho en la semana si pretende levantar a un plantel que viene de capa caída. Algunos jugadores como Erviti y Bertolo volvieron a pecar de individualistas y terminaron perjudicando al equipo. Además, Broggi, como carrilero por izquierda y casi sin responsabilidades en la marca, nunca logró lastimar al rival. El ingreso del colombiano James Rodríguez, sobre el final, al menos les dio un poco de aire a los locales.

La situación de San Martín es muy similar y tal vez peor, ya que los tucumanos están en zona de descenso directo y cada vez les queda menos tiempo para remontar la situación adversa. Para colmo, el equipo, con nueve puntos en nueve partidos, no muestra síntomas de recuperación. El punto en el Sur le sirve al Santo, pero los de Roldán deberán proponer una actitud más ofensiva si pretenden quedarse en Primera.


Fuente:www.tycsports.com
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