Racing 2 San Martin de Tucuman 0
Racing cambió y se le nota. Por caso, hoy volvió a dar otra prueba de ello. Lejos quedó aquel constante temor a la derrota que, paradójicamente, tenía a ésta como destino inminente e inevitable en cada parada. Y con el temor a la derrota se fueron varios males. Ya no se habla de carencias extremas, de suerte, de arbitrajes y de desgracias en general. Ya nadie le gana a Racing antes de enfrentarlo. Lo supo el líder San Lorenzo y en la agonía de la tarde tucumana también lo corroboró San Martín.
Cambió Racing y se le nota. Es otro, no quedan dudas. Ya no espera la bofetada, sino que va a buscar el botín. Tardó apenas un minuto en demostrarlo en La Ciudadela. El tiempo transcurrido entre el pitazo inicial, la mala salida de Gutiérrez en un envío aéreo, el consecuente despeje defectuoso y el zurdazo inapelable del pibe José Luis Fenández para el 1-0.
Con la tranquilidad concedida por la ventaja, Racing llevó adelante un trabajo fino, inteligente y –en especial- mancomunado. Migliore fue la figura del encuentro, el que pisó un escalón más arriba en el rendimiento individual, pero todos aportaron su granito de arena para que Racing volviera a sonreír. El cuadro conducido por Llop reposó en una línea defensiva firme, un mediocampo laborioso y con criterio táctico, un Moralez que volvió a exhibir toques de distinción y un Lugüercio incansable y solidario. Como ante San Lorenzo, todos tuvieron un rendimiento de aceptable para arriba. Todos fueron importantes. Apoyado en los méritos del entrenador, clave en la levantada, fue una victoria del equipo en el más amplio sentido de la palabra.
Con el tanteador 1-0, el desarrollo tuvo un punto de inflexión. Fue cuando Migliore le atajó el penal (acertó Lunati, hubo foul a Patricio Pérez) a Ibáñez y, enseguida, Peppino capitalizó un nuevo error de Gutiérrez y colocó el 2-0. Los locales se desmoralizaron y Racing jugó con una serenidad admirable. Se exhibió prolijo en la procesión y comprometido en la recuperación.
En el complemento Roldán incluyó a Turdó para preocupar con dos referencias en el área, trató de sumar juego con Solana y buscó en Bruno la agresividad que no tuvo Patricio Pérez. Pero nada cambió. Racing se retrasó unos metros, fue igual de incisivo y hasta pudo haber ganado por una diferencia mayor. San Martín sólo inquietó con remates desde media y larga distancia que fueron bien resueltos por Migliore.
Llegó el final y encontró feliz a Racing, que bajó a un rival directo en la pelea por la permanencia y acortó la brecha que lo separa de Colón en los promedios. Racing juega bien y gana. Lo que meses atrás parecía una quimera, hoy es una dulce realidad para la mitad celeste y blanca de Avellaneda.
Fuente:www.tycsports.com
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