Si algo le faltaba a este San Lorenzo que conoció la tormenta casi en simultáneo con la gloria, era despedirse de la pelea por el título de la manera que lo hizo. En el minuto 50 y con Champagne, la riesgosa apuesta de Ramón Díaz al excluir a Orión, como desafortunado responsable. Ajeno a todo esto, con un karma diferente, Olimpo se dio una gran alegría y sueña con la salvación. Consumado el 3-2 salió del descenso directo, superó la línea de Racing en los promedios y hasta tiene buenas posibilidades de zafar también de la Promoción, aunque deberá rendir examen nada menos que ante River y Estudiantes, lo que además lo ubica como juez de la definición del Clausura.

En un partido que estaba para cualquiera, Olimpo sacó ventaja gracias a su fe y su inexpugnable voluntad para batallar. La mención de la justicia en la evaluación del resultado resulta un tanto forzada en un desarrollo de ida y vuelta, lleno de vibraciones y sin dominantes nítidos. Olimpo además se adaptó mejor al campo de juego propio, que lució en pésimas condiciones. Se equivocó menos y sacó provecho de esos pequeños momentos en los que se definió el partido.

En algún momento, sobre todo cuando se puso en ventaja sobre el cierre del primer tiempo, San Lorenzo imaginó un final más feliz. No porque haya superado a Olimpo siquiera por pasajes, sino porque el 1-0 que fue producto de una solitaria arremetida de Silvera tras un centro de Bergessio y una floja respuesta de Ramírez (un minuto antes había tenido una heroica intervención ante un cabezazo del Cuqui en la boca del arco) le había aclarado el panorama ante un rival saturado de urgencias.

Sin embargo, Olimpo encarnó una reacción fenomenal en los pies de Barrado. Primero, con un disparo desde afuera del área que se desvió en Placente. Después, lanzado en contragolpe, con una maniobra genial que culminó pinchando la pelota desde afuera del área bajo la complicidad de Champagne, inoportunamente adelantado cuando al volante sólo le quedaba la opción de definir como lo hizo y con su pierna menos hábil. Para el ex River fueron tres minutos de inspiración que lo calificaron como la figura de la cancha.

San Lorenzo fue pura voluntad. Nunca llegó a afirmarse bien en el desarrollo y D´Alessandro, encargado del timón y la gestación de ataques, habló mucho más de lo que jugó. No obstante, una desconcentración de Olimpo les devolvió las chances. Lo soltaron a Silvera en un envío aéreo y sin marcas el Cuqui cabeceó hacia el palo izquierdo para el 2-2.

Desde entonces y hasta el final, el resultado se mantuvo abierto. Olimpo encontró una veta en los disparos de Leandro González desde afuera del área y el ingresado Mariano Martínez sacó un remate que se estrelló contra un poste, mientras que San Lorenzo tuvo una chance nítida en un buscapié de Bergessio que Silvera no alcanzó a empujar al gol. Hasta que en el quinto minuto de descuento, cuando el partido ya debía haber finalizado (Lunati había adicionado cuatro), Champagne salió en falso en un tiro libre en forma de centro y tras un rebote Mancinelli cabeceó a la celebradísima victoria. Y San Lorenzo tuvo su peor despedida.