Racing 1 Gimnasia LP 1

No acierta una, Racing. Y se le acaba el tiempo. Esta vez, tuvo todo para ganar. De hecho, lo estaba logrando, tenía un jugador más y había transformado en figura al arquero rival. Pero, de nuevo, sus propias impericias y una buena dosis del infortunio que suele someterlo en sus acostumbradas malarias volvieron a provocarle una nueva frustración. Sufre, Racing, protagonista de una película de terror que lo tiene como obsecuente víctima. Y le duele, silbado e insultado una vez más por sus hinchas en el final. Le duele en el alma. Según cuáles sean algunos resultados, nada menos que Independiente, su eterno rival, podría condenarlo a jugar la Promoción.

Pensar que parecía que el azar, por fin, iba a jugar para Racing. Gracias a él se puso en ventaja en el amanecer del partido. Con sólo tres minutos en juego, un centro del pibe Martínez al bulto se desvió en un desatento Domínguez y descolocó al debutante Bangardino (¿Habrá entrado la totalidad de la pelota en el arco?). Eso le generó un estado de ánimo positivo al equipo de Llop. Le imprimió confianza y tranquilidad. Y así pudo, por momentos, perder su temor a ganar, tan extraño como habitual. Así pudo desarrollar una faena que le abrió créditos para resolver en su favor la ecuación del partido. Porque mereció el triunfo. O al menos, dispuso de una mayor cantidad de situaciones. Pero a cuatro minutos del final del tiempo reglamentario, cuando además lucía superioridad numérica, pagó una desconcentración con el empate.

Todo venía bien barajado para los locales. El rival, también de tormentosa actualidad, ayudó con sus dudas defensivas. Es que a Racing le costó poco llegar. Sin llegar a ofrecer una buena producción en lo colectivo, contó con varias situaciones favorables. De inmediato a la apertura del tanteador, Cáceres casi marca el segundo con un cabezazo que se fue apenas desviado. Enseguida lo tuvo Moralez, quien al rato debió salir en el primer tiempo por una luxación en su codo que podría mantenerlo inactivo hasta el final del torneo, aunque ya había recibido la amonestación que lo marginaba del clásico de Avellaneda. Matías Sánchez y Sava también dispusieron de ocasiones francas durante la etapa inicial. La mala puntería y buenas intervenciones de Bangardino mantuvieron inamovible al resultado.

Claro que Racing no ofrecía garantías atrás. Y Gimnasia, con poco aprovechaba, fortalecido en el tándem que por el carril derecho conformaban Ormeño e Ignacio Piatti. Escobar lo tuvo en un remate que se estrelló contra el travesaño y Cuevas, en inmejorable posición, pateó por encima del poste horizontal.

Todas las vibraciones que había entregado el partido hasta entonces se redujeron en gran medida durante el complemento. Racing se fue quedando como siempre y acumuló temores con poco fundamento, porque Gimnasia no mostraba más de lo que podía ofrecer Piatti a título individual. El ingresado Estévez se perdió el segundo en un mano a mano y muchos en el local empezaron a lamentarse a cuenta, aunque el viento sopló más fuerte en favor del cuadro de Llop con la expulsión de San Esteban por infracción como último recurso sobre Sava. Un disparo de Chatruc y otro del pibe Zuculini probaron los reflejos de Bangardino, quien ya se había erigido como la figura de la noche. Hasta que una vez más Piatti se asoció con Ormeño, el chileno metió el centro y el ingresado Martinena, descuidado por su marcador cabeceó al empate y la desazón de los hinchas de Racing.

El coro de silbidos y el catálogo de insultos que bajaron de tres sectores de la cancha conformaron un desenlace típico del Racing de estos tiempos. Racing está cada vez más comprometido. Y ya casi no le queda tiempo.

Fuente:www.tycsports.com
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