Racing 1 Argentinos 1
¿Habrá sentido miedo a perder, Racing? ¿Habrá temido que el infortunio lo golpeara de nuevo? Su postura en cancha dejó la sensación de que prefirió concentrarse en rescatar un punto que no le sirve, en lugar de ir a buscar tres que le hubiesen posibilitado alcanzar a Central. Tras este empate ramplón ante Argentinos, Racing sigue en zona de Promoción. Cada vez le queda menos margen. Y mientras la sufrida victoria ante Arsenal se va alejando en el archivo de este Clausura, surge un encadenamiento de interrogantes: ¿Cuándo va a volver a ganar, Racing? ¿Cuándo va a obtener la cosecha necesaria para asegurar su permanencia en Primera?
Racing no mereció perder, pero tampoco mereció ganar. Generó más situaciones de riesgo sobre el arco rival, pero la mayoría fue producto de la pujanza, del fervor, no de una asociación de juego. Argentinos lució más seguro de sí mismo, más firme, menos apurado, y le sacó ventaja en el desarrollo territorial. Pero tampoco quiso mucho. Y el 1 a 1 quedó marcado a fuego.
Todo se le hizo cuesta arriba desde el vamos, a Racing. Argentinos demoró apenas dos minutos en pegarle un cachetazo a su ánimo y su plan de partido. Ortigoza combinó con Delorte, el espigado delantero pivoteó, el volante capturó un rebote y definió cruzado, abajo, para el 1-0.
Racing sintió la obligación de salir y lo hizo desde voluntades individuales, no desde un bloque colectivo. Y quienes tomaron la lanza fueron dos pibes, el reaparecido Schaffer y Zuculini. Racing fue con entusiasmo, pero sin ideas. No construyó, sino que empujó. Y así le costó mucho llegar a posiciones de gol. Sólo Estévez, de floja labor en su regreso como titular, tuvo una chance franca en un cabezazo que le tapó Torrico. El resto fueron envíos aéreos, disparos desde media y larga distancia y el aprovechamiento de algún error rival. El empate llegó, igual, justo antes del final del primer tiempo. Schaffer la mandó al área, Cáceres cabeceó al medio y Sosa le ganó a un tenue salto de Torrico y, de cabeza, colocó el empate.
El segundo tiempo fue gobernado por el sopor. Los dos se fueron quedando sin fuerzas y sin ganas. Racing ya no tuvo siquiera el tesón de la parte inicial. Argentinos, conformista y a la espera de algún contragolpe salvador, se mantuvo firme en el fondo gracias a la labor de Caruzzo –la figura de la noche-, pero sufrió una merma en las producciones de Mercier y Peñalba, prolijos y criteriosos durante el primer tiempo. En el local, Moralez -limitado en sus atributos al ser recalado como volante por izquierda- nunca apareció. Sólo un tiro libre de Sosa que provocó una muy buena respuesta de Torrico sacudió la modorra. Y hubo una jugada para la polémica. Navarro fue a descolgar un centro, cayó mal, se lastimó y luego debió salir. En esa misma maniobra, tras la caída del arquero, Caruzzo empujó la pelota al gol. La acción fue lícita, pero Pezzotta observó una supuesta infracción y anuló el tanto.
Llegó el final y Racing fue despedido con silbidos, tras un empate que no lo hizo progresar. El panorama sigue siendo el mismo. Y cada vez queda menos tiempo.
Fuente:www.tycsports.comRacing no mereció perder, pero tampoco mereció ganar. Generó más situaciones de riesgo sobre el arco rival, pero la mayoría fue producto de la pujanza, del fervor, no de una asociación de juego. Argentinos lució más seguro de sí mismo, más firme, menos apurado, y le sacó ventaja en el desarrollo territorial. Pero tampoco quiso mucho. Y el 1 a 1 quedó marcado a fuego.
Todo se le hizo cuesta arriba desde el vamos, a Racing. Argentinos demoró apenas dos minutos en pegarle un cachetazo a su ánimo y su plan de partido. Ortigoza combinó con Delorte, el espigado delantero pivoteó, el volante capturó un rebote y definió cruzado, abajo, para el 1-0.
Racing sintió la obligación de salir y lo hizo desde voluntades individuales, no desde un bloque colectivo. Y quienes tomaron la lanza fueron dos pibes, el reaparecido Schaffer y Zuculini. Racing fue con entusiasmo, pero sin ideas. No construyó, sino que empujó. Y así le costó mucho llegar a posiciones de gol. Sólo Estévez, de floja labor en su regreso como titular, tuvo una chance franca en un cabezazo que le tapó Torrico. El resto fueron envíos aéreos, disparos desde media y larga distancia y el aprovechamiento de algún error rival. El empate llegó, igual, justo antes del final del primer tiempo. Schaffer la mandó al área, Cáceres cabeceó al medio y Sosa le ganó a un tenue salto de Torrico y, de cabeza, colocó el empate.
El segundo tiempo fue gobernado por el sopor. Los dos se fueron quedando sin fuerzas y sin ganas. Racing ya no tuvo siquiera el tesón de la parte inicial. Argentinos, conformista y a la espera de algún contragolpe salvador, se mantuvo firme en el fondo gracias a la labor de Caruzzo –la figura de la noche-, pero sufrió una merma en las producciones de Mercier y Peñalba, prolijos y criteriosos durante el primer tiempo. En el local, Moralez -limitado en sus atributos al ser recalado como volante por izquierda- nunca apareció. Sólo un tiro libre de Sosa que provocó una muy buena respuesta de Torrico sacudió la modorra. Y hubo una jugada para la polémica. Navarro fue a descolgar un centro, cayó mal, se lastimó y luego debió salir. En esa misma maniobra, tras la caída del arquero, Caruzzo empujó la pelota al gol. La acción fue lícita, pero Pezzotta observó una supuesta infracción y anuló el tanto.
Llegó el final y Racing fue despedido con silbidos, tras un empate que no lo hizo progresar. El panorama sigue siendo el mismo. Y cada vez queda menos tiempo.
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