Argentinos volvió a dar una muestra de su potencial como local al vencer por 2-0 a Vélez, que arrastraba tres victorias al hilo y siete encuentros sin perder. Lejos de mostrar un estilo agradable a la vista, los de La Paternal interpretan sin errores su sencilla partitura y el sueño de ingresar a la Sudamericana adquiere sustento.

No le bastó a Vélez su mayor apego por el juego al ras del piso. La idea de armar un circuito alrededor de Escudero fracasó en el comienzo porque el Pichi apenas apareció en los primeros minutos. El ataque se volcaba en la derecha, donde el pibe Cristaldo prometía mucho y concretaba poco con su gambeta alocada.

Argentinos debió resistir el envión inicial y lo hizo de la mano de Caruzzo, un defensor que le tapó el gol a Zapata con gran sentido de la anticipación. Con una sólida estructura defensiva, se minimizó el buen manejo de Vélez y hasta se le robaron las riendas. Cuando Peñalba entró en escena y se acercó al arco, el Bicho cobró punch ofensivo. Lo tuvo Hauche, que definió a las manos de Montoya tras un gran pase del enganche. Y después la responsabilidad fue de Cabrera, pero su remate no tuvo destino de red.

La imagen final del primer periodo se potenció en el arranque del complemento. La carencia de ideas de Vélez quedó en evidencia ante un Argentinos limitado pero inteligente. Los ingresos de Ríos y Balvorín tuvieron escasa repercusión en un conjunto a la deriva. Entonces, el anfitrión aprovechó para adelantarse con un gol de Sergio Escudero, a los 13 minutos. El ex Independiente cabeceó sólo y desnudó aún más los desórdenes defensivos velezanos.

El lujoso Peñalba estuvo bien acompañado por el veloz Pereira y por batallador Ortigoza. Los puntas tuvieron poco juego pero respondieron cuando se los buscó para tocar. Atrás, la defensa se comió a Silva y despejó sin rubor cualquier tipo de intento. Parecía poco premio la escasa diferencia en el marcador para un protagonista compacto como Argentinos. Parecía poco castigo el 1-0 para un insípido Vélez.

Se hizo justicia a los 43, cuando Pereira tocó de zurda luego de otra desatención y venció a Montoya. El grito del Bicho se expandió por toda La Paternal, la tierra desde donde es inexpugnable para cualquiera.